La primera imagen que la mayoría de la gente tiene cuando hablamos del Qhapaq Ñan, el antiguo camino inca, es de un camino empedrado que atraviesa las montañas. Pero la gente tiende a pasar por alto las vastas partes del sendero que se extiende a través de los desiertos de Perú. En este artículo, exploramos esta parte importante del camino Inca centrándonos en las ruinas de Huaycán de Cieneguilla.
Cómo llegar a Huaycán de Cieneguilla
Lima y el antiguo camino Inca
Convertida en una ciudad moderna que sigue creciendo, Lima fue una vez parte de este sistema. Los caminos atravesaban las grandes avenidas de lo que fuera la ruta a Pachacamac, el santuario prehispánico más importante de la costa central.
En medio del cemento y el asfalto, todos estos caminos han desaparecido. Independientemente, todavía podemos percibir la historia y conectarnos con el pasado en varios sitios arqueológicos que aún permanecen en pie.
Hay maravillosas construcciones incas distribuidas por todo el Perú, desde Aypate en Piura hasta Racchi en Puno, y Lima no es la excepción. Aunque Pachacamac es uno de sus máximos ejemplos, el centro administrativo de Huaycán de Cieneguilla, ubicado en el valle medio del río Lurín, es un ejemplo de una de las muchas ruinas pasadas por alto. Este complejo está conectado con el Qhapaq Ñan a través de la carretera transversal Xauxa-Pachacamac.
Huaycán de Cieneguilla, 1 de los 27 sitios arqueológicos de Cieneguilla
Huaycan de Cieneguilla es parte de los 27 sitios arqueológicos encontrados en el distrito de Cieneguilla en Lima, al pie de un barranco a 449 msnm. “Este lugar tiene especial relevancia porque tiene características de la cultura Ychsma y ha sido realzado por la arquitectura inca. Esto lo hace más importante en relación a la ruta del Qhapaq Ñan ”, dijo Fernando Mackie, Director del Proyecto Integral Huaycan de Cieneguilla.
Antes de la llegada de los incas, la zona estaba ocupada por el señorío Ychsma, que atravesaba los valles de los ríos Lima y Lurín. Era uno de los edificios más grandes y complejos de la zona. Los arqueólogos creen que fue un centro ceremonial con características rurales entre las capitales provinciales de Pachacamacac y Hatun-Xauxa (Junín).
Cuando el pueblo Ychsma fue anexado al Tahuantinsuyo, los Incas iniciaron las reformas utilizando los edificios existentes en la zona. Luego, el sitio Huaycán de Cieneguilla se convirtió en un punto de control de los caminantes que viajaban desde el altiplano hacia la costa o viceversa.
Herencia Inca de Lima
Las 16 hectáreas del área urbanizada de Huaycán de Cieneguilla están divididas en tres zonas que no se pueden notar visiblemente. Para discernir su alcance real, hay que subir al mirador donde comienzan los recorridos: el área nuclear, la más importante, está dividida en doce conjuntos arquitectónicos conectados por seis calles como una pequeña ciudad. Es fácil imaginar a las personas reunidas en el patio principal justo en el centro del complejo, con una rampa que permite el acceso a la plataforma a personajes importantes, característica de los edificios Ychsma.
Caminando por los estrechos pasillos del lugar, se puede notar la simbiosis entre la arquitectura Inca y Ychsma. Dejando atrás sus muros de adobe, se llega al espacio conocido como el ‘complejo de ventanas’, con vanos trapezoidales y dinteles de piedra en las puertas que son claramente elementos constructivos incas. Desde ese punto, es posible ver todo el valle, reafirmando la conexión con la naturaleza y la función de centro de control que solía tener este sitio arqueológico.
Los frisos decorados son un detalle típico de Ychsma y están asociados con espacios ceremoniales o funerarios. En algunas zonas se pueden observar diseños circulares en bajorrelieve que, según la investigación, podrían interpretarse como un calendario lunar o estar relacionados con observaciones astronómicas. Pero sin duda, el hallazgo más importante es la tumba de un miembro de la élite inca : el quipukamayok. Un kero de madera (un recipiente ceremonial para beber), símbolo de poder; un caparazón de spondylus, uno de los materiales más valorados durante el imperio; y un grupo de quipus encuadernados (dispositivo de grabación), que muestran el estado de esta persona, fueron encontrados junto con los restos óseos.
Cieneguilla y su comunidad en acción
El Proyecto Integral Huaycán de Cieneguilla inició sus actividades en 2007, para valorizar el asentamiento Inca. El trabajo de investigación se complementa con un trabajo sociocultural dirigido a integrar las áreas vecinas a los programas de planificación y conservación, para que tengan una visión positiva de su patrimonio y aprendan a apreciarlo.
Sin embargo, la población no dio la espalda a su legado antes de la llegada de los especialistas. Desde la década de 1960, los vecinos se comprometieron a cuidar el sitio arqueológico y protegerlo de peligros latentes en la zona como las invasiones de tierras. “Nuestra visión es trabajar de la mano de la comunidad para que puedan hacerse cargo de todo el proyecto y mejorar su calidad de vida”, destacó Mackie.
Su afán por crear una nueva experiencia para los turistas que llegan a Huaycán de Cieneguilla generó grupos de asesores culturales formados por los pobladores, quienes están capacitados para contar la historia del lugar desde una perspectiva local. Estos equipos también dirigen los recorridos nocturnos, complementando la historia y la arqueología con leyendas y cuentos tradicionales; y las visitas interpretativas en quechua con personajes vestidos como los antiguos pobladores incas.
El año pasado, Huaycán de Cieneguilla recibió alrededor de 8.500 visitantes,y espera superar esta cifra en los próximos años, gracias a la publicidad adicional en el Qhapaq Ñan. Los vínculos con empresarios locales y comercios de la zona ayudan a establecer la zona arqueológica dentro del circuito turístico del distrito, reconocido por su corredor gastronómico y valor ecológico.